Tocaba hacer por fin la prueba contraria, coger el bidegorri y volver a casa por la salida de Cabiezes, a ver si era algo más gratificante que el anterior intento, pocas expectativas ¿qué recorrido será menos malo?
Pues al lío que me puse, madrugón de domingo para coger la Razesa de 1990 (explicación sutil de la foto de esta entrada), botellín de agua, quitavientos que hace fresco y Endomondo en marcha al salir del garaje.
Tomo el conocidísimo camino de la salida de Portu para cruzar la zona minera, la bicicleta va sola, se sabe muy bien el camino después de 30 años circulando por esas rojas sendas… bastantes ciclistas para las ocho de la mañana, ritmo majo pero comedido, las rampas del final me suena duras, fue una buena bajada, será una chunga subida.
Pues bueno, no era para tanto, el desvío hacía Santurce desde el más histórico Bidegorri de Bizkaia no es para nada duro, una pequeña rampa de 300-400 metros y desde ahí hasta el túnel bajo la autopista pasando por rodear la gasolinera un paseo.
Ahí pensaba yo que empezaba lo problemático, recordaba el recorrido contrario y esa bajada que parecía eterna y empinada, pues no, resulta que o bien me pilla con más kilómetros en las piernas o es que no es para tanto, salvo el repecho final de poco más de 100 metros, más duro por la continua cuesta que por lo empinado. Y así, sin comerlo ni beberlo dejamos el rompepiernas del Serantes a la izquierda y, ya fuera del bidegorri empezamos otra vez recorrido urbano.
Ahí la sorpresa desagradable por inesperada, una rampita para empezar a bajar hacia la rotonda de Kabiezes que, bueno, sin palabras me deja, como ya dije en la entrada anterior sobre este tema: Este recorrido después de un día de playa … bueno, si lo conoces igual no te mata.
Conclusión: la vuelta a Santurtzi/Cabiezes es mortal de necesidad para cualquier aficionado a dar paseos en bicicleta, igual habría que haber buscado un trazado más suave para acceder a Santurtzi.