¿Somos pesimistas?

Reflexiones a partir de un correo electrónico titulado ¿Somos pesimistas?

Hay personas de las que recibes un correo electrónico y siempre traen algo interesante, Chema es uno de esos escritores, y suele servir para darme cierta inspiración para plasmar esas cosa que uno piensa y que no siempre saca, o no siempre en la forma adecuada.

Ayer me llegó uno de esos correos, os animo a leer el enlace que me envió, aquí tenéis el correo completo:

Hola:

Yo no me fío de lo que dicen los políticos, ni de lo que dice este blog muy a menudo, pero le tengo que dar mérito a que ha documentado bastante bien el motivo del título del artículo, así que....

Que empiece siga la fiesta que no vamos mal!!!!!

Además, el año que viene hay elecciones y no van a dejar que hasta después de ellas el asunto vaya mal. 

Pues nada, que después de leerlo, esta fue mi reflexiva respuesta de primera hora de la mañana:

¿Qué es una crisis económica?

En una sociedad capitalista consumista, como la nuestra, es cuando el volumen de consumo de las familias deja de crecer, es decir, la pasta deja de moverse. Y el problema es que la pasta dejó de moverse en la anterior crisis económica, lo solucionaron dando pasta a los bancos para que se la prestara a los que consumen; dejó de moverse durante la pandemia, mezcla de pánico y falta de posibilidades

Sin que el dinero se mueva no hay economía capitalista y llega la crisis.

Lo resolvimos dejándonos la pasta en vacunas y mascarillas… que no en contratar sanitarios (que también son los que consumen) y acelerando la salida de la pandemia; ahora la crisis es distinta, tenemos un IPC desbocado, la energía ya subía antes de la operación especial de Putin, pero le echábamos la culpa a la eléctricas… y la energía sube porque estamos pegados a ellas para descarbonizar, digitalizar, vivir confortablemente (eso ya lo hacíamos)… IPC desbocado, hipotecas desbocadas … ¿dónde vamos?

A otro parón del consumo, no será este verano, la gente no es consciente, venimos de una pandemia y hay que disfrutar mínimamente de la vida, será en otoño-invierno, cuando pasado un año de Euribor disparado y con todas las hipotecas revisadas, el 80% de las familias tengan 2.000 euros menos para vivir y… consumir.

Una vez mas la solución no es facilitar el dinero al que consume, es dar la excusa el que gestiona el dinero para ganar más subiendo los tipos, así que en mi más humilde opinión, siendo el artículo muy bueno y bien documentado, le falta ver la realidad de las baldosas de Bilbao, esas que cada vez hay menos y en las que pisan los que consumen, que son los que sacan a la sociedad de consumo (por algo se llama así) de las crisis.

Aquí acabó mi reflexión para un viernes por la mañana… estaba yo inspirado, hoy, después de vivir ayer una de los mejores días de “La Guía” de Portugalete que yo recuerdo, me reafirmo, y vuelvo a contestar, no somos pesimistas, tenemos ante nosotros una realidad con la que lidiar, por tercera vez desde 2008, a ver como salimos de esta…o como nos hacen salir los que se encargan de hacer que el dinero no se amontone bajo el sobaquillo de algunos

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¿Y de mi guerra qué?

La decadencia Rusa, motivo principal de una guerra desproporcionada y sin sentido práctico

Desde luego no soy ni historiador, ni analista bélico, ni político, ni muchas cosas… pero tengo claro que lo de Ucrania es una auténtica barbaridad, liderada por una mentalidad, representada en una persona concreto, que recuerda tiempos que dábamos por olvidados, esos que aparcó, aunque pensáramos que fue para siempre, la Perestroika de Gorbachov, una persona que representaba otra mentalidad.
Y es que los problemas de la humanidad no han cambiado demasiado, últimamente me ha dado por las series históricas, de todas las época, Vikingos, Versalles, El último rey… todo el rato lo mismo, con armas diferentes, con territorios diferentes… hemos ido evolucionando de las lanzas, a las espadas, mosquetes, ametralladoras, cañones, armas nucleares… igual ahora somos algo más sutiles, cínicos probablemente, ahora las armas son virtuales, digitales, pero sobre todo son económicas… que es la auténtica razón de todas las guerras.
Sumamos a motivos económicos la posesión del poder y ya la tenemos liada, la guerra de Ucrania, esa mal llamada operación militar especial, es un claro ejemplo: una nación en clara decadencia en la lista de potencias mundial, rodeada por un lado por una Europa que lucha por mantenerse entre las principales potencias a base de unidad y por China, que como todos sabíamos iba a acabar utilizando su potencial demográfico para mover el mundo, la sociedad rusa está peleando por no sufrir la nostalgia de aquella expresión tan rokera: “Cualquier tipo pasado fue mejor”.
Y es que Rusia, influyente en todo el mundo durante años, subida tras la segunda guerra mundial al cetro compartido con Estados Unidos de las grandes naciones mundiales, sólo ha ido decayendo, sobre todo tras la vuelta al poder de la mentalidad tradicional del Imperio.
Los productos rusos han ido desapareciendo del mercado, su supremacía en multitud de campos, culturales, tecnológicos, deportivos, científicos, sociales… ha ido desapareciendo con el tiempo, la cultura occidental se ha ido poco a poco introduciendo entre sus ciudadanos: libertad de expresión, protestas contra la represión del gobierno… por no hablar de la americanización de su mercado económico, Coca-cola, Apple… a cualquier producto europeo-americano surgía una réplica Rusa, pero no una réplica estilo China, nada de clones, sino algo diferente y casi siempre mejor.
Lo último que les faltaba es que la industria aeroespacial Rusa quedara en entredicho, comenzó con el fin de la vida útil de la MIR, bonito nombre que en ruso significa paz o mundo… deshonra total para muchos rusos (de la mentalidad imperialista) que vieron como surgía la estación intenacional. Seguian siendo los mejores, sobre todo después del desastre americano de los transbordadores espaciales, pero ya no eran capaces de ser los primeros y solo.
No nos olvidamos de unos pasitos intermedios en esta historia, la independencia de las ex-repúblicas debe haber sido para el pueblo ruso como la independencia de las colonias para los europeos, la lista, de la que no tenemos conciencia real porque nos pilla de lado, es larga: Armenia, Azerbayán, Georgia, Bielorrusia, Moldavia, Ucrania, Kazajistán, Kirguistán, Taykistán, Turkemistán, Uzbekistán, Estonia, Letonia y Lituania… ni más ni menos.
Visto todo lo anterior ¿Alguien duda que esta guerra es una respuesta a años de decadencia? ¿Cómo puede acabar esto? Esperemos que no se aplique otra frase famosa: morir matando.

Lovers y haters, una historia de internet

Las tribus urbanas, esas que en otras épocas se distinguían por su aspecto fuera de lo común (raro es una palabra que me gusta poco): mods, rockers, punks, heavys, tecnos, hippies, skins, raperos… el caso es que esto del aspecto ha pasado de moda, ahora tenemos su equivalente en internet, un par de ellas hora, pero muchas más en el futuro, seguro. Hablo de los haters y lovers, que en cierto modo ya existían, pero con la inmunidad y aplomo de la no presencia física que dan las redes sociales se sobredimensionan fácilmente.

¿Que es un hater?

Fácil, el que odia, llamarlo odiador quedaba un poco cutrillo, demasiado castizo, así que nos vamos al inglés que “mola mazo” y nombramos así a esos que odian todo: Odian a Fernando Alonso cuando gana(ba) mundiales, odian a Amancio Ortega cuando hace donaciones, odian a Rafa Nadal cuando remonta partidos imposibles, odian, odian, odian… y razonan su odio de la manera más apasionada posible, a capa y espada.

¿Y qué hay de los lovers?

También fácil, son los amantes, otra vez, mira que la palabra amante es bonita en castellano y nos vamos al inglés de nuevo, vuelve a “molar mazo”. Estos normalmente “aman” algo, como lo de decir que eres amante de alguien queda mal (para eso están los fans), normalmente son amantes de marcas o productos o productos de una marca: Apple lovers son el primer ejemplo que se me viene a la cabeza.

¿Nos vas a contar algo nuevo?

Pues de momento no, deciros estas dos tribus de las redes sociales son complementarias y que todos tenemos algo de ellos. De la misma forma que hay madrilistas y barcelonistas y unos y otros quieren que gane su equipo, también quieren que el otro pierda, se humille, se unda… y si puede ser hasta que desaparezca. Un apple lover mirará con cierto desden a ese móvil android igual o mejor que el suyo que tiene el compañero de oficina, es un lover pero… como molaría que ese móvil se incendiara solo, cosa que nunca, nunca, nunca pasaría con un apple.

¿Ya está?

No, en realidad toda esta chapa es para hablaros de la tribu social 2.0 que más odio, soy su hater particular, y hasta les he puesto nombre (en inglés, por supuesto): los mythinger. Son una subespecie de los dos anteriores, lovers extremos de sus cosas y haters de todas las demás. El otro día me dijo un amigo sobre las críticas cinematográficas de otro: “sólo hay dos tipos de películas, las buenas, las que le gustan a él y las malas que son el resto”. Esto que puede ser casi normal, a todos nos gustan unas cosas y que ignoramos otros, en el mundo digital este que habitamos se ha convertido en lo mío es lo bueno y el resto una mierda (perdón). Conozco muchos de estos, cada vez más y cada vez con más cosas, parece que sólo puede haber un deporte en el mundo, que sólo puede haber una marca de teléfonos…

Lo mejor de lo mejor es cuando llega el día por el que que todos los mythingers pasan y el resto disfrutamos, ese en el que el mythinger cambia de opinión, ese en que la mierda se convierte en oro cual toque caricia de rey Midas y el oro anterior pierde su brillo hasta tomar un tono marronaceo. Va en su ADN, siguen siendo mythingers, pero como la energía, sólo se transforman sin perder una gota de su elocuencia.

Hablar por hablar

Creo que voy a titular así pero con un númerito todos los días que me quede con ganas de decir una gran verdad para cumplir con la frase esa de “por la paz un Ave María” Hoy tengo que decir que he aprendido mucho, pero mucho mucho, antes de decidir si algo es una mala noticia hay que estar seguro si el resto realmente opinan que la es.

El caso es que en los últimos días me ha tocado dar una noticia, que yo consideraba mala, una de esas cosas que parece que van a cambiar el futuro de cierta gente (mucha o poca, da igual) pero que sólo lo parece, o solo lo parecía a mi.

Cuando escuchas respuestas como:

  • Era de esperar, me alegro
  • Por fin, ya ha costado, que respiro
  • ¡¡¡ Qué paz !!! ya era hora

Lo que te queda es reflexionar y aprender. Reflexionar porque resulta que algo que parecía inmensamente problemático para mí no lo era, reflexionar porque hay que hablar más con la gente de temas polémicos para poder entender el grado de importancia de las cosas, reflexionar porque está claro que la opinión de muchos vale más que la opinión de unos pocos.

Y aprender también toca, porque resulta que de las malas situaciones se aprende… pero se aprenden buenas y malas cosas. Las buenas de los malos, que siempre las tienen, sino no están donde están, unas veces es la ambición, otras el super-ego, otras… esas cosas que siendo malas en cierto grado son buenas. Y las malas, pues bueno, suelen ser las que sirven para potenciar las buenas: chulería, auto-bombo, ansia de poder… pues bien, personalmente he aprendido mucho esta vez.

La vida es el tiempo que pasa entre el nacimiento y la muerte, llena de triunfos y fracasos, los triunfos, resultado del trabajo, se disfrutan, los fracasos, de los fracasos siempre, siempre, siempre se aprende.

PD: ¿Pensabais que no iba a decir a qué viene esto? Pues bien, no lo voy a hacer, es más, dentro de unos meses tendré que pensar por qué lo escribí, ser más sabio no implica tener más memoria. En cualquier caso GRACIAS por la lección.