NADAL

No hay mejor título para esta entrada, que me va a dar un motivo para hablar de grandes deportistas y de cómo somos en este país.

Y es que ayer pasó, otra vez, esa misma sensación que tuvimos con cada tour que ganaba Induráin un tour o la misma que los más veteranos tenían con cada mundial de Angel Nieto, pero para esta generación es algo diferente, Nadal es un campeón humano y cercano.

Primero toca hablar del campeón, de ese que se emociona con cada título, que le da importancia a las cosas importantes, que se alegra de las cifras y de los sentimientos y que así lo transmite en las entrevistas. Ese que aplaude siempre lo mejor de los rivales y teme verles en la pista en el futuro, porque sabe, que es ley de vida y que mejorarán y él irá perdiendo físico y capacidad.

Y así lleva años, luchando más contra si mismo, contra la merecida fama, contra la desidia del campeón… ser la mejor versión de si mismo.

Y ahí está Federer, su eterno amigo y rival. Inmenso como él, que ayer se atrevió no solo a felicitarle, sino a alegrarnos la vida a los demás cuando digo que espera que lleguen más títulos para los dos y que sigan en este camino que llevan en la vida. Hay deportistas que deberían ser eternos.

Y eso me recuerda como somos en este país, he encontrado la foto de arriba y … ¿a cuántos de estos hemos criticado por múltiples motivos en este país? Sospechas de doping, pederastia, nacionalismo… así somos… a Nadal, de momento, sólo le critican los franceses, por llevarse su copa de los mosqueteros.